25/12/09


En azul la narración de Kasey
En turquesa la narración de Aselai
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Si no es aquí y sólo aquí


Cuando la primera hoja cayó ese primer día de otoño, yo estaba en donde no debía, desnuda en un banco del jardín interior del internado de niñas. No, no desnuda literalmente, pero así me sentía, casi siempre en los silencios, cuando estaba frente a ella, yo sabía que algo pasaba alrededor mío, me hacía vulnerable, me atrapaba. Vi como llegaba al suelo y recordé el cambio de estación, el otoño, calma antes de la tormenta. Nos saltamos las clases por petición mía, estaba decidida a que hoy sería el día, pero ya no era necesario. Estaba ahí esperando con esa mirada que me atraviesa, que le dijera lo que ya había descubierto otra vez con sólo estar frente a mí en medio de nadie, de nada. Me sonrió comprensiva, demostrándome que no tenía que decirlo, que lo sabía. No puedo decirle que la amo fuera de su habitación. Se me acercó pero se detuvo, después de asegurarme de que el nadie era correcto le toqué el brazo y ella supo que podía hacerlo. No fue un beso dolido, fue paciente y es la excitación de ser descubiertas lo que me hace abrir los ojos, para ver unas cuantas hojas más caer, algunos pétalos de cerezo rosado pálido como sus mejillas.

Pasó corriendo por sobre las hojas, dejando el crujido detrás suyo, lo escuchó con eco ya dentro del pasillo principal, directo a las clases de danza clásica, no quería llegar tarde, cada minuto cerca de ellas la alegraba un poco más y la hacía sentir segura sobre lo trascendental y lo eterno. Las ve cada clase en el salón de baile, al principio no veía nada más que lo normal, tutora y alumna, pero ahora sabe que es más que eso, ellas se tocan con amor, cuando Kasey le corrige las posturas de ballet a Aselai, le susurra en el oído, la guía con cariño, la mira con orgullo, están en medio de un montón de chicas de cuarto y segundo año, tutoras y alumnas, pero están solas, y no les hace falta nada más que la una a la otra. Ella piensa que es la única que lo nota, pero todas en algún momento sonríen cómplices cuando las ven girar juntas con la Sonata Azul.

Cuando desperté no abrí los ojos, supe que me mirabas con esa mirada perdida, que ve más que la mía, y esta vez sí estaba desnuda, en tu cama. Habíamos seguido el baile entre tus sábanas, mañana de fin de semana. Hoy día te pondrás algún vestido que ondeé no tan recatado con el viento. Porque estás contenta, porque te sientes libre, porque de nuevo compruebas que te amo, aunque no pueda decirlo si no es aquí y sólo aquí, de esta manera.

Que cuando todos se vayan las voces se escuchen a lo lejos, como las olas del mar rompiéndose una y otra vez alejadas de la orilla, disipándose en el horizonte, nos miremos a los ojos, discreto. Es hermoso porque es puro, es frágil pero brutal, angustiante y profundo. Simplemente perfecto. Es tierno, piel suave contra piel suave. Oculto, a veces pienso que debe ser así, nuestro y sólo nuestro. A veces siento que piensas lo mismo que yo, pero no lo crees, si tan sólo lo creyeras también, sólo me dirías te amo en mi habitación, como ahora, pero no por miedo a ser descubiertas, sino porque es nuestro secreto.


“Los amantes y los locos tienen mentes tan agitadas, fantasías tan formadas que perciben más de lo que el raciocinio comprende”

El Bardo.


4 Comentario(s):

adivina dijo...

+1

katy dijo...

gil xD

† Lelei † dijo...

Me encanta como escribes Aurish, y me ha gustado mucho esta historia que estás escribiendo, y espero que pronto subas una, porque me gusta mucho leerlas =)!

No sé que más decir.
te quiero Aurish

Anónimo dijo...

me duele ser como estas chicas, intentar que el secreto no me consuma y hacerlo hermoso. y aun así no poder, pero seguir intentando estirar la felicidad.
cada vez me gustan mas tus lineas...

El anónimo verdadero.

 
 
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